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Location: Villa María - Córdoba, Argentina

Licenciada en comunicación y periodismo. He trabajado en medios gráficos, radio, Tv e intenet. Disfruto la producción y la tarea multimedia.

Thursday, June 30, 2005

En el Fondo, Argentina sigue Peleando



“No al FMI”, “La deuda es ilegal”, “Que se vayan todos”. Graffitis que cobran voz en los muros de nuestra Argentina. Palabras que resuenan y hacen pensar. Palabras que están matizadas con broncas, con desesperanza.
El blanco al que todos apuntan es el llamado “maldito” Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo que se encuentra sobre el tapete es el sometimiento de Argentina al pago de una deuda impagable. ¿Por qué?


Existe cierta controversia con respecto a la legalidad de la deuda (unos 150.000 millones de dólares). Por empezar, se arguye que fue adquirida por un gobierno militar. Algo que según la doctrina del derecho internacional, queda refutado; ya que los Estados son responsables, a instancias de quien ocupe la primera magistratura. De otro modo, se propiciaría una falta de compromiso desde los países deudores.
Otros argumentos refieren a la ilegitimidad del gravamen por dos motivos: que ha sobrepasado el nivel de tolerancia de los derechos humanos y porque se trata de una usura “legal”. En todos los sistemas jurídicos del mundo el limite de una norma lo determina la defensa de los derechos esenciales del hombre. Y luego, es inaceptable que los Estados subordinan los intereses del pueblo a los del acreedor y, para peor, que este acreedor maneje la suba o baja de intereses según su conveniencia.
Es imperioso dejar establecida una condición, que dispone que los argentinos estemos “padeciendo” los imperativos del FMI. Todos y cada uno de los acuerdos firmados por el gobierno nacional, fueron cediendo derechos y otorgando facultades sobre nuestra soberanía política y económica. El ejemplo más acabado es permitir a nuestros acreedores, mantener un interés flotante de las deudas y, en el caso del FMI, elevar o disminuir la tasa, de forma unilateral, es decir, sin el beneplácito del país deudor.

No me acuerdo...
En la calle, bombas de estruendo y un griterío que pone de manifiesto el descontento popular . La esquina tomada por los ahorristas y sus cacerolas, y más acá, la gente trocando mercadería para comer.
La fotografía de una Argentina devastada y descreída, cuyo presidente –el senador Eduardo Duhalde- ha prometido desde febrero de 2002, un acuerdo inmediato con el FMI. Esta negociación incluye ciertas consignas por parte del prestamista, entre las que se enumeran, la no intervención del Banco Central para regularizar la cotización del dólar; la licuación de las deudas externas bancarias, mediante el decreto 494/2002; la participación de capitales privados en la banca oficial (injerencia parcial o total en los Bancos de la Nación, de la Provincia y Ciudad de Buenos Aires); la modificación de la ley de quiebras para un trato privilegiado a los bancos; la derogación de la ley de subversión económica de 1974, que podía llevar a prisión a los banqueros responsables de actos dañinos para la economía o a los exportadores por la no liquidación de divisas. Medidas que afirman el esquema neoliberal, como la política monetaria restrictiva, la reducción del gasto público, la desaparición de los bonos provinciales y la reforma de la ley de coparticipación de las provincias.
Por ello, no es absurdo pensar que el Fondo está interviniendo más de lo que debe en las políticas de los países.
El Informe de la Comisión Meltzer del Congreso de los Estados Unidos, sobre la actuación del FMI puntualiza paradójicamente que “crea desincentivos para la solución del problema de la deuda cuando presta a deudores soberanos insolventes; ejerce mucho poder sobre las políticas económicas de los países en desarrollo; los gobiernos de los países más desarrollados, en usan al FMI como un vehículo para obtener sus fines políticos” y finalmente que “las intervenciones del FMI –tanto las asistencias estructurales de largo plazo y las de manejo de crisis de corto plazo- no se asociaron en general, con una ventaja económica para proveer liquidez durante la crisis para los países que las recibieron.”

Cada cual, atiende su juego
En el interior del FMI, se han dividido las aguas. Hay quienes aún quieren darle otra oportunidad a la Argentina, y no cortar definitivamente lazos con ella, y quienes desean que categóricamente escarmiente (Italia, Japón y Alemania), ya que defienden los intereses de sus inversores. (ver Por la plata…)
Entre los primeros, está Estados Unidos, quien mantiene bajo la mira los movimientos de los países latinoamericanos. “Estados Unidos, no quiere demostrar que ha fracasado, ya que durante mucho tiempo la Argentina fue el alumno ejemplar. Le decían, privatiza, achica el Estado, y el gobierno cada vez se entrometió menos, en asuntos del mercado. Le gritaron ‘hay que tener convertibilidad’, y la Argentina no se negó... Pero ahora este alumno cae en desgracia, y el Fondo le da la espalda. Así el mundo mira y señala a Estados Unidos porque malogró a un país” explica Mauro Giuliano, Licenciado en Relaciones Internacionales.

Quien juega se hace cargo
“Hay que pagar. Pero siempre que el pago no le cueste la vida a una generación o a un país.Las responsabilidades son compartidas. Pero hay una situación básica: si un deudor está en estado de necesidad, el acreedor no puede aprovecharse de ello. El derecho general descalifica la toma de ventajas indebidas y es claro que hay acreedores que han abusado de su posición dominante”, sentencia Atilio Alterini, Decano de la Facultad de Derecho de la UBA.
Desde mediados de los setenta, Argentina comienza esta historia sombría de endeudamiento. Es de conocimiento público que a la cabeza del gobierno siempre se han sentado dirigentes ineptos y sin planes contundentes para sacar a nuestro país de la crisis. Hoy se plantea una nueva evidencia de la mala administración de la argentina, una arista desconocida hasta el momento en los discursos populares, que nos responsabiliza de la adhesión a las continuas exigencias desmedidas de nuestros acreedores.
Aunque intereses ajenos merezcan el aplauso mayor, por haber llevado a la Argentina al borde del abismo, debemos comenzar a hacernos cargo de una vez por todas y enfrentar los compromisos adquiridos, sin renunciar a la pelea por lo justo. Pero sobretodo, no subordinar nuestro pueblo a los tragamonedas de los más poderosos.

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